“Castigar está mal: ahora lo que se lleva es
explicarlo 48 veces”
Repetir no educa. Justificarlo todo, menos.
En el nuevo manual de crianza edulcorada, castigar es visto como:
- Retrógrado
- Autoritario
- Tóxico
- Casi criminal
Ahora lo moderno es dialogar.
Pero no una vez. Ni dos.
Cuarenta y ocho. Con dibujitos. Y validando emociones a cada frase.
El niño rompe, insulta, desafía…
Y se responde con un PowerPoint emocional de 15 minutos:
“Entiendo cómo te sientes, pero hay otras formas de expresarlo.”
Muy bien.
Pero luego lo repite.
Y se vuelve a explicar.
Y lo repite otra vez.
Y seguimos “acompañando”.
Porque ahora castigar “no sirve de nada”.
Dicen que castigar no educa.
Pero en realidad lo que no educa es permitir sin límite, hablar sin actuar, y pedir por favor que respeten las normas… como si fueran sugerencias.
Y lo que menos educa de todo:
justificar al niño, pase lo que pase, delante de él.
Porque no se está reforzando la autoestima:
se está entrenando la impunidad.
Educar no es explicar infinitamente.
Es hablar claro, actuar en consecuencia, y sostener el límite sin pedir disculpas por ponerlo.
Deja una respuesta