Temporada 5. Manuales de supervivencia. Episodio 1

“Cómo NO pedir una tutoría: manual para padres con prisa y poca vergüenza”

Una tutoría no es un juicio oral.

Ni un ajuste de cuentas.

Ni un monólogo con subtítulos pasivo-agresivos.

Bienvenidos al fascinante arte de pedir una tutoría sin educación.

Consiste, básicamente, en hacer todo esto:

1. Mandar un correo con tono de ultimátum.

“Espero que me reciba esta semana, es urgente”.

Urgente, claro. Tu hijo ha sacado un 6.75 y esto es un atentado académico.

2. Aparecer sin cita previa.

Porque si tú estás libre, el docente también debería estarlo, ¿no?

Total, solo tiene 24 alumnos, programaciones, evaluaciones, claustros y vida personal… que no es más importante que tu consulta improvisada.

3. Entrar hablando sin saludar.

Porque tú no vienes a conversar: vienes a ajustar cuentas con “la señorita”.

Ese ser malvado que se atrevió a corregir a tu criatura o, peor, a no entender su grandeza.

4. Hacer acusaciones con base en… lo que dijo tu hijo.

—“Mi hijo dice que usted le tiene manía.”

Y tú, claro, lo crees a pies juntillas.Porque si tu hijo dice que llueven unicornios, tú coges el paraguas.

Ahora, ¿cómo se pide bien una tutoría?

  1. Con humildad.
  2. Con la idea de escuchar, no solo de hablar.
  3. Recordando que una tutoría no es para salvar a tu hijo de la realidad, sino para trabajar con quien lo educa a diario.

Si pides una tutoría solo para defender a tu hijo, no estás buscando una solución.

Estás buscando un enemigo.

Y el profesor no lo es. Aunque a veces tenga que decirte lo que no quieres oír.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.