“Cómo NO hablarle al profesor: guía para padres que confunden colegueo con desprecio”
Porque llamar “maestrillo” a alguien con dos carreras no te hace gracioso.
Te hace maleducado.
Existen muchas formas de hablarle a un docente. Y el arte de hacerlo mal se ha perfeccionado con los años.
Algunos clásicos modernos:
1. El tono cuñao
“A ver, yo no soy profesor, pero sentido común tengo…”
Perfecto.
Y yo no soy cirujano, pero tengo pulso firme. ¿Te opero el apéndice?
2. El comentario pasivo-agresivo
“Con todo el respeto, eh… pero a mí eso no me parece normal.”
Claro.
Lo importante es que tú estés de acuerdo con cómo se gestiona un aula que ni conoces,ni pisas, ni entiendes.
Gracias por tu aportación, Comité de Sabiduría Paternal.
3. El colegueo invasivo
“Venga, mujer, no seas tan estricta con los críos, ¡que son niños!”
Sí, son niños.
Y tú deberías ser adulto.
Y entender que educar no es consentir.
Ni reír las gracias. Ni normalizar lo que no tiene gracia.
4. La autoridad invertida
“Ya le he dicho a mi hijo que, si no se siente cómodo, que no te haga caso.”
Bravo.
Y si en casa no le gusta la cena, ¿también puede ignorarte?
O si no le apetece ducharse, ¿tampoco pasa nada?
Si le hablas al maestro como si fuera tu subordinado, no estás demostrando implicación.
Estás dejando claro que no respetas el rol que tú mismo exiges.
Y eso, querido padre/madre, se llama incoherencia.
Deja una respuesta