“Corregirlo me da miedo: no quiero que arrastre traumas”
No va a arrastrar traumas… va a arrastrar carencias.
Los padres de hoy no pegan, no gritan, no castigan…
Y tampoco corrigen, ponen límites, ni dicen “basta”.
Todo por miedo.
Miedo a hacerle daño emocional.
Miedo a repetir errores del pasado.
Miedo a que luego diga “mi infancia fue una tortura”.
Y mientras tanto, el niño:
- interrumpe constantemente,
- exige como un director general sin filtro,
- responde con sarcasmo,
- y no tolera que alguien le diga qué hacer.
Pero claro, corregirlo sería traumatizante.
Así que se le deja crecer libremente… como la hiedra: enredado, sin rumbo y asfixiando todo a su paso.
Corregir con respeto no traumatiza.
No corregir por miedo, sí.
Porque convierte a un niño inmaduro en un adulto inviable.
Y entonces sí, hablamos de trauma.
Deja una respuesta