“Mi hijo tiene TDAH… y tú, ¿qué adaptaciones vas a hacer?”
Porque la educación inclusiva empieza en el aula… y termina en el sofá de casa viendo TikTok
La familia llega con el informe en la mano y la frase tatuada en la lengua:
“Tiene TDAH. Necesitamos adaptaciones. Muchas.”
Perfecto.
Eso es lo que toca: comprensión, atención individualizada, recursos específicos.
Pero luego llega la pregunta inevitable:
“¿Y en casa qué hacéis?”
“Bueno… él necesita su espacio, ya sabes. Nosotros no le agobiamos.”
Traducción: NADA
En casa no se hace nada.
Solo se exige al cole.
Porque la intervención educativa… es para los demás.
Adaptaciones, sí. Pero unilaterales.
El docente adapta exámenes.
El docente ajusta tiempos.
El docente modula consignas.
El docente flexibiliza la evaluación.
Y en casa:
- Horarios desestructurados.
- Rutinas inexistentes.
- Sueño desregulado.
- Pantallas como terapia ocupacional.
- Padres que ceden para evitar conflictos.
¿Y si el problema no es el diagnóstico?
Porque TDAH no significa que tu hijo no pueda tener rutinas.
Ni que no pueda aprender a organizarse.
Ni que no necesite límites.
Significa que habrá que currárselo más.
En el cole… y en casa.
Pero a veces, los padres no buscan adaptaciones.
Buscan excepciones.
Y de paso, impunidad.
Pedir adaptaciones sin educar en casa es como ponerle ruedas a la silla… y dejarla sin frenos.
No es inclusión.
Es abandono envuelto en tecnicismos.
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